Friday, December 20, 2013

Un mes de free writing - Quinto día.

Nota introductoria: para hacer más divertido el ejercicio de hoy (y probablemente alguno próximo) trataré un tema en especial. No tenía idea de cuál, pero afortunadamente, encontré 400 temas para free writing en internet. Aleatoriamente escogí: "Una extraña entrevista de trabajo". 

Día #5: Súper-pánico.

El señor Figueroa, un sujeto chaparro cuya mirada siempre dirigía al suelo, me invitó a pasar por fin a la oficina, es curioso, pero me sentí confiado desde la primera vez que lo vi despidiendo con una palmada en la espalda a otro candidato. Su mirada entreveía todos sus sueños rotos y sus esperanzas se deshacían al ritmo de la piel que caía de sus pómulos, a consecuencia de algunas noches en vela. 

Por semanas me había preparado; postura, mirada, posición de los brazos y cualquier tipo de expresión corporal escrito en el manual de un reclutador común. Estaba listo, listísimo, y aparentemente, mi entrevistador no opondría resistencia. El puesto será mío, me dije mientras sonreía. 

El señor Figueroa, o Alberto, como mostraba su placa, me pidió que tomara asiento y que enseguida me llamarían. Acto seguido, se fue refunfuñando palabras que no estoy seguro si el mismo entendía. 

¿Me llamarían? ¿Quién me llamaría? ¿a dónde iría? ¿Figueroa no sería mi entrevistador? estaba asustado. La gran confianza que ostentaba minutos antes, en la sala de espera, mientras hacía como que leía una revista atrasadísima que hablaba sobre las ventajas y desventajas del pan integral (porque es un aspecto muy importante en nuestras vidas) pero realmente sólo miraba con atención la puerta de madera negra que me separaba de mi futuro empleo se había desvanecido en un sólo instante. 

Un cosquilleo recorría mi cuerpo, o al menos eso creía, desde las puntas de mis pies hasta mis rodillas. Hacia arriba, mi cuerpo se sentía gelatinoso, si me ponía de pie, estoy seguro de que me desplomaría al instante. 

Mientras tanto, mi estómago daba vueltas, mis tripas se balanceaban de lado a lado y mis brazos intentaban, en vano, temblar manteniendo el mismo ritmo. Entré en pánico. Noté un amargo sudor recorriendo mi frente y entré en súper-pánico. No sabía que eso era posible. 

De pronto, escuché pasos. Primero suaves y prolongados, como de quien apenas se levanta por la mañana con miedo a la regadera. Después apresurados y más fuertes, seguros. Como de quién no desea otra cosa más que salir de donde quiera que se encuentre. 

Fue entonces cuando la puerta se abrió en un sólo instante, sin chirridos tétricos, sin movimientos torpes. Yahí estaba frente a mí, a unos cuantos pasos pronunciando mi nombre. Lo que ocurriría después, jamás lo olvidaré. 

Nota: Seguramente se dieron cuenta en el título: al terminar los diez minutos, evidentemente no concluí el relato; no he visto si hay una modalidad de free writing en varias sesiones, pero me agradó bastante la idea, así que mañana continuaré con esta misma historia y se quedarán con la intriga. ¿Les gusta la idea?  




0 comments:

Post a Comment