Monday, December 23, 2013

UN MES DE FREE WRITING - OCTAVO DÍA

Lee el capítulo anterior de esta historia o el principio si no lo has hecho

Día #8: Realidad.

La abrazo con urgencia. Necesito que su calor sea nuestro calor. Necesito que el verde de su mirada envuelva el castaño de la mía. Mi respiración se acelera, creo que ganó la competencia interna en mi cuerpo, porque todo lo demás, excepto el corazón, ya no vibra con la misma intensidad. ¿Será porque el corazón jamás se rinde?

 ¿Y ahora quieres jugar rápido? eh. no cree que sea la mejor elección dice, está segura. Y yo de nuevo estoy confundido; no me gusta este juego, pero me encanta. 

 Aún nos queda una deliciosa taza de café por compartir se ríe. Disfruta verme la cara de idiota que, obviamente, no puedo disimular. 

La miro a loz ojos, todo sucede tan rápido que no me imagino otro escenario para los próximos cinco segundos que no sean sus labios contra los míos; sus pómulos se enrojecen, sus pupilas se dilatan y puedo sentir que su corazón se ha unido a la competencia de velocidades. No sabía que sus órganos concursaban también. 

Sus manos tocan mi pecho. ambas palmas contra mi cuerpo. Me sonríe y todo termina, de pronto me empuja y se aleja. Su cabello brinca en todas direcciones. 

No sé qué decir, creo que ya no sé hablar, sólo sé mirarla. Yo no creo en el amor a primera vista, pero si creyera en él aceptaría que Clara me atrapó desde que escuché su voz por vez primera, pronunciando mi nombre. Nunca nadie lo había hecho tan bonito. 

La eternidad se termina y al dejarla atrás, suena una campanilla. Cómo odio las puertas que suenan cuando abren; quién las inventó debió estar loco. Nos sentamos en la segunda mesa a la derecha, dos  filas al fondo. Ella escogió. Somos los únicos en por aquí. Miro el reloj y son las diez de la mañana. Estoy impresionado. Absolutamente todo el lugar es de madera. Caoba, Roble, Cedro, Pino y no sé qué más. Yo no sé un carajo sobre madera pero sé reconocer cuando algo es hermoso y este lugar lo es. 

Un muchacho se aproxima, le divierte verme e intercambia una mirada de complicidad con Clara que no me gusta para nada. Aún no lo había pensado, pero ¿a caso no era yo el número ocho en la lista? ¿Clara habría tenido una "cita" con siete sujetos antes que yo, y aún las tendría al menos con cuatro más. ¿No es así?

Mi semblante cambia. La realidad me abraza por primera vez en unos minutos y no me gusta cómo se siente. Quiero salir de aquí, me siento utilizado, pero me quiero llevar a Clara conmigo  a pesar de todo. 

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